El cielo me está esperando, así que solo cerraré mis ojos mientras pueda seguir caminado por este sendero repleto de flores con tu aroma. Encontrare el camino correcto hacia luz más brillante, y dejare de vivir en las sombras que oscurecen mi destino, suelta mi mano que mi cuerpo ya no respira la vida que deje atrás, déjame ir que hoy es mi turno de dejarte solo.
Viví una vida miserable donde sacrifique a este mundo solo por sostener tu corazón en mis manos, ya no hay un aliento por el cual puedes sentir nostalgia, ya no existen los ojos que te tanto extrañaron en vida, ya no late el corazón que fue tu hogar por tanto tiempo, mis manos jamás volverán a acariciar tu rostro para desearte buenas noches… ya es demasiado tarde y hoy es mi turno de ser extrañado.
Sepultado en las profundidades de mis memorias puedo oír las voces de las ninfas, ya no estoy lejos de llegar, ahora estoy más cerca de casa y más lejos de ti. Los ángeles me reciben con más amor del que tú decías sentir por mí, ellos me llevaran volando aun más lejos, donde tu mortalidad terrenal no es capaz de poner un solo pie en estos campos elíseos. ¡Ya basta! No te lamentes porque ya tuviste tu oportunidad de mentir y mostrar tu otra cara, ya no sigas rezando por mi descanso eterno porque ya no tengo asuntos pendientes que forjar en este mundo y mucho menos que escribir sobre tu piel. Ahora es mi turno de ser frio, ahora es mi turno de decir NO.
Puedo verte llorar, al fin puedo verte abajo y te imagino de rodillas mirando al sol y preguntándole ¿qué salió mal? Puedo escuchar tu triste respiración que anhela mis dulces besos, tratando de encontrar cualquier cosa que puedas hacer para explicar esta desdicha. Sé que te perdonaría con solo ver en tus ojos el recuerdo de nuestras viejas memorias, pero solo veré que quiera ver y hasta entonces estaré tan ciego como tú lo estas. Ahora es mi turno de decirte adiós.