Será tener los pies en un viejo reposa vasos
en una letanía de olvidos y ataúdes, donde mirar la luz
desde lejanos árboles prendidos con fuego anochecido.
Será la quietud de unos ojos transdoloridos junto a su pedernal
de viejas parras incandescentes. En ese futuro habrá moscas
y mosquitos atrapa sueños decadentes serpientes y venenos
contra cielos azules, ratas. Serán los tímpanos retumbando
sobre las hojas y ese fósil esqueleto que crepita bajo lunas
de distancia. En la hermética situación
el cuerpo se distingue y emite podredumbre de centeno
y uva seca. En un laberinto de ropajes inmortales.
Mi cerebro clasifica las opciones, la multitud de harapos
con que he de desvestirme ante mis enemigos: su propio
augurio delimita mi inconsciencia. ©