De mucho mirar al espejo
mi pobre desnudo yo me veo,
que pena la mía yo me aconsejo
no hacerlo porque leo que es feo.
Sin ropa me sale la barriga,
es verlo poca cosa que entender,
es evidente no tendré amiga
ni nada con que las he de enloquecer.
Ya me digo yo la vista no engaña
pero el corazón no me da la razón,
un autoengaño como la telaraña
pero Verdad impone definición.
Aquí se acaba mi pensamiento
el querer mi cuerpo testarudo
lo imposible para mi salvamento:
delante de la fémina un sin desnudo.