Aún húmeda, sobre las sábanas como sedas,
que te cubrían de mi humanidad
tu piel desnuda, anochecida,
descansa recostada en la almohada
tu sueño, es un naufragio en aguas cristalinas
donde tu cuerpo flota, sin peso, como hoja ingenua
en el riachuelo de blanca entrega
que nace de tus labios inundados
Aún húmedos tus pétalos,
con sus inocentes curvas despojadas de atavíos
empapados de rocío que brota de tu anhelo
vagas en el ensueño,
de tu cabello emancipado sobre mi pecho
Aún húmedos tus párpados,
por el clamor intenso del delirio
respiras sobre mi hombro,
la prosa púdica que te prometió mis besos
Aún húmedos nuestros cuerpos, escarchados,
por la bruma angélica que nos dio el océano
que floreció en latido y humecto el deseo
para mirar al cielo y en la noche inmensa
sobre un peñasco, renacer de nuevo.