Veo la lluvia caer en cántaros, muda
el contornear lívido de piedras, muda
la negruzca sombra tapando el cielo , muda
el tronar precipitado del caudal, muda
No asoman en mi mente palabras,
aturdida, aparece una hoja vacía en blanco
ni letras, ni puntos, ni comas, ni pentagramas
se confunden impotentes mi silencio y mirada.
Muda y comprimida ante el dilatado torrente,
la vocería allí eriza el cimiento del cauce
sombrío no comprende esos enojados golpes
que desgarran sin piedad su envejecida piel.
Muda al galopante paso del lodo pesado
va arrastrando con sus gritos esa misma historia,
el río ya lo había vencido una y otra vez,
pero hoy, se impuso su ira con vandálicas grietas
Muda porque lo cristalino no se percibe
no se escucha el apacible sonar que deleitaba
haciendo imaginar esas blandas melodías
solo transitan rocas lamentándose de angustia.
Muda al invadirme esa última queja del río
su promesa de cálidas aguas no cumplió
su armonía en la orilla quedó desfigurada
el suave cantar de sus piedras se sofocó
sucumbió ante la supremacía de la historia
solo se convirtió su voraz cauce en leyenda:
albergar un pavoroso silencio en su fondo.
¡ HISTORIA ¡
Lale Neda ©