Avanza el tren
en medio de los campos
con nuestras vidas.
Va, con su carga,
cansado y abrumado.
No se detiene
Lleva los sueños
y algunas utopías
que le entregamos.
El viejo tren
sin camas y literas
que bien conozco.
Es una pieza
de máquina y vagones
con mis latidos.
Es perezosa
su marcha y traqueteo,
pero no importa.
Este es mi tren,
igual que el de vosotros
seres con sueños.
Y es que las almas
precisan que las canten
y las acunen.
Por eso el tren
se asocia con la luna
para este viaje.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/03/22