jose l condori c

Reposo del venado

Y tú

el sabotaje estrés

a veces

un peligro mordido

otro diploma de punzantes pasos

en la marcha del labio

del silencio

de alegría

de una pausa mayor a la acostumbrada

de un adios.

 

Grande paz

ensanchadas flores

contigo              el vaivén del silencio

y el ombligo de la vida

conmigo              una gota petrificada

que nadie desea.

 

Al parecer

la sombra de palmeras

bendice las ternuras irreverentes

presintiendo

la suma del follaje

el oleaje del oxígeno

el chapoteo pasivo de humedad.

 

Tu nariz fresca y la fracción secreta

de este aliento arrinconado

busca la línea esponjosa

y quipus desenterrados

bautizando arrugas de alfalfas en kilos de amor.

 

Como un reposo saqueado

mezclas el lago de las hierbas

y la vía del fuego intermitente

al apetecible mercado

de hamburguesas verdes.

 

Y del rumiar

y del calor amamantado por una vela

hay otro mediodía

que se te acerca presuroso

para marcar altiva

noches silentes y fantasmagóricas.

 

Los choclos maduros

tienen labios abiertos de recuerdos

suben acantilados

mitad de cuernos colgados

y mitad de agujas prendidas al eclipse.

 

O del matorral de los huesos

floreciendo un dolor

y apagando una alegría

una emergencia de cicatricez

en el lomo mayor.

 

 ¡Ah!

pequeño y desamparado animal

quién no te ha visto

sobrados ojos

y patas prudentes

con ausencias acróbatas

por tu calor de leche amada en teatro de faldas

que eres combustión y naufragio               sabemos

y el bello síntoma de tus rumiadas

sobre alfombras tejidas por el cruce de las ramas

espero al final lo imposible

que alguien invente tu habla.

 

Quedó claro en el paraíso de las cuerdas andinas

que el venado fue una luz del tiempo invadido por surcos

no sé si persisten sus fantasmas en ello

pero el precio de no tenerlo es la venta para olvidarla.

Autor: José L. Condori 

Lima  15/03/22 8:13 am