🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮

Jardín de ensueño

 

De las hojas que están verdes
se derrama un aguacero
con disperso semillero,
cuento, para que recuerdes.
Si la historia te la pierdes
y no encuentras ni a su dueño,
estará un jardín de ensueño
al que puedes consultar
cuando empieces a soñar,
¡no lo temas a tu empeño!

Cuando caen las semillas
la recogen tres doncellas 
con zapatos de botellas,
las suben a sus parrillas.
Van mojadas sus mejillas,
las deprime todo el viento
por robarle al pensamiento
lo que nunca imaginaron,
las semillas germinaron 
con la idea de alimento.

Dice el viento a la acusada
¿Por qué robas la molécula?
El silencio es la persécula 
que la deja bien callada.
Se marchita su mirada
y no sabe qué decir;
no le sirve ya mentir
es muy serio su castigo,
por robarle al buen amigo
la condena hay que cumplir.

Contestó la justiciera:
acá estoy en el juzgado
por algo que no he robado,
el detalle es de cualquiera.
Si me soltaras siquiera
por tu cita favorable,
me declaro la culpable
en el tiempo de mi vida,
pues no tengo otra salida,
mi ventura es tan loable.

La segunda detenida
dijo con gran desventura:
allí vive mi locura,
el jardín es mi guarida.
La tercera entristecida
dijo con mucho dolor:
somos alma de una flor
que se encuentra agonizando,
si nos sigues acusando,
la ovación será peor.

Y el viento muy disgustado
se llevó una gran sorpresa
al cual hizo una promesa,
por el daño que ha causado.
No seré yo un fracasado
y tendré que remediar,
la rosa voy a curar,
para que siga viviendo
con su néctar disolviendo,
al jardín hay que mirar.

Las doncellas se juntaron
y se fueron al jardín;
al llevar un querubín,
la proeza se encontraron.
Las semillas que llevaron,
las volvieron a votar
y empezaron a soñar
para ver qué sucedía;
la rosa durmió ese día
y no volvió a despertar.

                  Samuel Dixon [15/03/2022]