Christian Dávila

Es el amor

CARTAS A FERNANDA

 

Lo encuentro en todos lados y lo encuentro a cada instante, en la risa de un infante y en los dos enamorados. Está en todo y en todos, a veces escondido, a veces reprimido, a veces es capaz de curar enfermedades y ayudar a los heridos, pero ahí está, siempre presente. Es lo que mueve al mundo, lo ilumina y lo detiene, nos aviva, nos alienta y nos mantiene. Está en las palabras más bonitas y en los actos más sencillos, en los brazos de una madre y en los ojos de su niño; pero también está en los mares, en el cielo y las estrellas, les da vida a los planetas, da sentido a la existencia y colorea la flor más bella. Se encuentra en todas las galaxias y en todas las constelaciones; es la luz que siempre viaja y viajará por los eones.

 

Es aquello que recorre nuestros cuerpos, que recorre nuestras venas y nos hace sentir vivos; viaja de un alma a otra. Lo escuchamos en canciones que nos llenan de emociones, lo sentimos en la piel cuando conecta corazones. Nos da razones para vivir: es el amor, y lo veo en ti. Lo veo en la forma en que sonríes, la dulce forma en que me sonríes, pues sonríes y me elevas, y me elevas hasta que la vida ya no es vida, sino libertad. Lo veo en la forma en que me abrazas y me besas, pues me besas no con tus labios, sino con el alma. Y me abrazas y me siento como un niño, un niño que en tus brazos está seguro y que te quiere con todo el cariño.

 

Amor, yo veo en ti más que amor, veo mi razón de ser y de vivir, veo la luz en cada día y la razón de mi sonreír. En ti puedo ver más que amor, veo mi vida que es el hoy y es el mañana, mis secretos bien guardados y mis sueños ya cumplidos, mis temores protegidos, mis heridas ya sanadas. Te quiero, y te quiero con todo lo que doy, con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo lo que soy.