Arado, siembra y riego
tríada que convence a soñador y al ciego
la madre tierra Oro promete
calientes o fríos; los tibios somete
Los surcos se hunden al son de la reja
la mula protesta de su carga tan vieja
del reclamo su rostro se alza
y un aura de vida la alcanza;
Ahora, su mundo ha cambiado
y ve cosas que sabe haber olvidado
Oye el rugido de un olivo centenario
que linda, defendiéndola del vecindario
Linderos, marcas, rayas sobre un papel
dicen que esto de uno y lo otro de aquél
rugen los leones defendiendo el Parlamento
bajan sus impuestos en campaña de contento
Ella sabe que pertenece al reino animal
que un día fue humana y su sangre real
aprieta los dientes,
clava honda la reja,
y si la semilla vigorosa brotara...
¡acelérese pronto eterno Samsara!