Presumida la mar.
Rizos de plata,y de historias vestida,
del brazo del céfiro templado del oeste,
llega la mar cariñosa, firme, erguida,
para besar los labios del cielo celeste.
Esperando al ocaso gozosa y encendida
canta a las gaviotas canciones del este.
Que plenitud luce su espera, presumida,
soñando unos ojos, que la secuestre.
Perfumada de esperanza danza la niña.
¡Quiere coquetear con el firmamento!
El, contempla a otra fémina, que apacigua
su viril naturaleza, lo calma, lo encariña.
El horizonte que sabe de sentimiento,
Mira a la mar… que llorando, se santigua.
Antonia Ceada Acevedo©