ME PRESENTO…
Tengo un problema conmigo mismo.
Ando preguntándome sobre qué decir de mí.
Me pongo hosco y maldito
cuando la respuesta es demasiado simple.
“Soy un tipo como todos” -debiera decir-
“Estoy cansado de vivirme”
“Estoy cansado, hermano, de vivirme y de vivir”
Así y todo, busco amarrarme
al consuetudinario perfil de la gente de bien
y tan incapaz soy de mandar a todos al diablo
que aparezco destacado en la guía telefónica
y en los registros bancarios.
Saben las iglesias de diferentes credos
que soy un tilingo tratable,
obediente a Dios
y al Estado.
Saben los médicos que temo a la muerte.
Conocen los policías
lo bien que respeto el tránsito.
Ahora bien,
no puedo decir que nada he aprendido:
algunos años de universidad,
tantos otros de vagabundo, de hombre los menos,
de niño por lo general y este bigotito
recientemente más fuerte, más denso,
que me ha dado el aspecto
de un chimpancé respetable y erguido.
*
Me presento…
Soy las veces como usted.
Debo al fisco un dineral,
al mecánico, al hospital,
(a mi exmujer no la cuento).
Una vez me pusieron los cuernos
y no dije nada. Lo dejé pasar.
Otra, me di licencia de un eructo y mi nombre
lo asociaron al de Charles Manson.
¡Qué ocurrencias tiene la psiquiatría!
Viera lo triste que es todo ahora y más encima
no encuentro qué decir de mí:
si estoy bien, si estoy mal, si van a dejar
que me vaya a casa
con las botas puestas
y el bisturí.