Dónde caerán las hojas,
si no es en el suelo
bajo de quién se desprendieron
por el frío de junio,
o de tu corazón cristalizado.
Dónde, cómo.
Dónde he de escarbar
para encontrarlas.
cuan profundo será el pozo
que excave en tierra
sin dañarme la yema de los dedos.
Dónde, dónde.
Dónde sucumbirá la incertidumbre
convertida en furia y aire,
cuando evapores cada
gota de agua que, con tu ausencia,
toques.
Cuándo, dónde.