Me quedaré bajo la niebla
guiándome con tus ojos como estrellas
recostando mi cabeza en tu pecho
entrelazando mis dedos con los tuyos
Tu rostro se mostrará en la madrugada
ante mí, tu íntimo compañero de la noche,
dando sentido a la luz y a la vida,
a la voz que entre susurros descubre la fe
cuando mi mano ingenua se acerca a tu espalda
La niebla abrigará tus palabras
arropándolas con gotas de roció
el viento en sosiego acariciando tus cabellos
reavivando el deseo, agitando el latido
Surgirás en mí, nacerás de mí
cuando exhausto de entrega
me abandone en tu vientre
apoyando mi rostro en tu muslo inocente
y como suspendido en el espacio,
me quede sin materia,
para llegar a beber tu misteriosa esencia
Como marea que muere en eternas arenas
o velero ingenuo en el silencio del puerto
me quedaré en ti, abandonado,
contemplando tu pecho,
como gaviotas con las alas en vuelo
agitando el deseo,
anhelando tus besos