A través de rejas,
de odios, de espacios
como solitarios desiertos,
de arenas indecibles,
con un fragmento de muñón
como todo símbolo, la unión,
el sistema, la virginal decadencia
que auguraba un mundo fósil
y ornamentado. A través
de pelucas, de hórreos repulsivos,
de sótanos, y nadie en ellos, de aguas
vaciadas como espolones de un objetivo
interpuesto: de esas bilis, con asco, con
primerizas convulsiones, de ese sarcófago
con iniciales caligráficas de cuna y hartazgo.
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