Si de mi vertiente bebieras
en una noche de luna
sabrías que mi secreto
es una razón oportuna.
Al igual que la princesa
al dar las doce campanadas
la que bebe de mi agua
más tarde será mi amada.
Si la distancia es objeto
de no poderla gustar
a la alondra de tu casa
pídele sus alas para poder volar.
Y llegarás al pie
del canelo solitario
encontraras al dueño
con besos como breviario.