Raiza N. Jiménez E.

Tu Ausencia. -

En la paz de la sosegada alcoba,

sobrevivo en mi dolor y agonía.

A lo lejos se escucha la melodía.

Esa que tú cantas, y me arroba.

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Llegan las notas hasta la almohada

y mi corazón se agita de melancolía.

Cada vez que oigo esa canción mía.

Llegan las notas y me siento amada.

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Revestida de tules y negros mantos,

se corona la noche y evoco tu ausencia.

Al Señor, ruego, envuelta en llantos

y sin reflexión, a Él, le pido clemencia.

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No aspiro a un Altar o ser desposada.

Yo prefiero sorber las aguas del amor;

ya que nunca he aspirado estar casada,

Deseo disfrutar en libertada y sin dolor.

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ábrele a tu corazón la puerta del cariño,

trátalo con obediencia y con devoción;

tal cómo se trata a un venerado niño

y de éste, recibirás toda la aceptación.

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¡Desde la penumbra de un amor cierto,

emerge clara la música, sí hay concierto!