Fruta en el suelo
tumbada por el viento
en los manzanos.
También naranjas
y peras y limones,
y alguna claudia.
¡Pobres frutales!,
me dije en un aparte
y en mi silencio.
Así es la vida
con muchos claroscuros
y así la vemos.
Vemos lo bello
y en ello disfrutamos
y hasta gozamos.
Vemos lo duro,
las guerras, las venganzas
y las sufrimos.
Misión del hombre
el ser espectador
y hasta testigo.
Pero también
es parte de la vida
y sus latidos.
Guerras y odios
nos llegan y estremecen
desde muy lejos.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/03/22