Tus manos recorren mi cintura,
se deslizan bajo mi remera
juguetean haciéndome cosquillas
y encienden poco a poco la locura.
Sale fuego de tu boca
y hace arder uno a uno los deseos,
te atrapo y te ato a mi cuerpo
que te busca, te desea, que te toca.
Sigue así conmigo este compás
(más vale que sólo estés jugando aquí conmigo)
cuando vuelva la luna no estaré
(sólo perturbándote los sueños)
Y mientras recorres mi cuello,
y mientras te arranco la ropa,
susurro cosas sucias en tu oído
y en tus ojos el placer hecho destellos.
Carne fresca a este lobo
que disfruta el botín todo en exceso
una a una tantas veces
hasta saciar por completo el apetito.