Jamás ser el reflejo de alguien más puede llenarnos;
sobre la propia piel y sólo en ella
podemos escribir y dibujarnos
y darnos cuenta que nuestra alma es bella.
No hay extensión que valga,
no hay espejismo tras el cual correr en pos,
una sola es el ama
y esa una, no es divisible en dos…
Buscar en otro lo que en mí no encuentro,
ser una copia, un remedo burdo
sin querer darme cuenta
de que la perfección es algo absurdo.
Como un ser incompleto,
cual mitad imperfecta, en búsqueda constante,
desdibujado boceto.
Que otro asuma las riendas de mi vida en todo instante,
es no vivir jamás…
Eres, en tu belleza perfectible
de tu propio sentir, de tus fronteras
más allá de la piel,
milagro de existir, de ser irrepetible
y capaz de pelear tus propias guerras.
Encuentra tu mitad en tu propia existencia,
a tu conciencia sé fiel.
No te resignes a vivir la vida que otros quieran,
deshaz el nudo que asfixia tu garganta
y no permitas que mueran
las mil y una ilusiones a que tienes derecho.
Y luego, ve, despacio,
que no te importe lo que pase afuera,
descálzate del dolor, de cualquier pena
y aprieta fuerte tu amor propio al pecho.