David Arthur

La bailarina de la cuerda floja

 

 

Para saludar su presencia,

la luna desechó su vela fina

para alumbrar la escenario quimérico

del ritual nocturno de la dama

cuya sonrisa de agradecimiento

 usurpa su ceño fruncido.

 *

Al caer una lágrima su danza comienza,

su complice un vals de Chopín,

que llena su afligida alma

con emociones de días alegres de la juventud.

 *

La cicatriz no curado de un amor truncado,

sepultado hace años en una tumba estranjera,

la llama de la pasión fogosa

aún arde en su corazón desgarrado.

*

Sus pensaminetos, varados en días de antaño,

permanecen ocultos de su público tembloroso,

árboles desnudos, sus ramas doblegándose,

mientras el viento invernal

alborota las largas trensas grises

de la bailarina de la cuerda floja,

tratando  de mantener el equilibrio

 entre la cordura y la locura.

 

David Arthur ©®