Eres del cielo, el lucero
que día a día me guía,
y me llenas de alegría
por lo mucho que te quiero;
la razón de mis desvelos,
quien ilumina mi vida,
esa niña consentida
que realizó mis anhelos;
una belleza muy pura,
hecha de luz y cristal
plena de fuerza y ternura,
de poesía y verdad,
sensación tan profunda
de inmensa felicidad...