Sumergido en un Mar de nostalgia
por todo lo acontecido,
necesito algún milagro divino,
como el aceite perenne,
multiplicar los peces y el pan,
o convertir el agua en vino.
Por esas personas y cosas
por las que he, en vano luchado,
di mi mejor esfuerzo,
hice todo lo que he podido;
lo posible y hasta lo imposible,
pero al final me he visto derrotado,
no puedo hacer más, la campana ha sonado.
Sin embargo nadie me ha escuchado,
quizá porque no tengo labia,
o de orador no he servido,
y lo que más he añorado
para siempre lo he perdido.
Teniendo o no la razón
he salido a flote,
no solo escuché mi conciencia,
sino también la voz de mi corazón;
para no perder el rumbo ni la razón.
Así muy pronto me elevaré
por sobre las olas,
de este Mar de nostalgia,
cual Ave de Fuego mística resurgiré
las aguas de este Mar evaporaré
y nuevamente confianza en mí tendré;
expresado Bíblicamente: tendré en mí Fé.