Caída estoy en tierra erosionada.
Caída mi alma triste desespera.
Se susurra en silencio de la espera
un hálito muy fresco de candor.
Guarda el templo cenizas de los cuerpos.
Callados son los rezos que atesoran...
Callados los lamentos que te lloran
recordando las horas de esplendor.
Porque solo me quedan los recuerdos
de momentos felices, que guardamos
en cajas de cristal que atesoramos
en el perfume puro... Aquella flor.
Con esos días grises, el otoño
llega para quedarse en estos huesos.
En esta casa, rota sin tus besos
prendida del hogar sin tu calor. -