Fuiste, eres y serás por siempre
El más grande de los grandes, el maestro
El orgullo de mi patria
El pincel dorado
No había lienzo y pincel que no te haga reverencia
Y que no se escapara de la magia de tus manos
Cuánta sabiduría y destreza acumulada
Puso el destino en tus dedos de alondra
La mies del seno de tu madre fue
Tu primera pincelada
Que dio color al mundo de tus sueños
Tu pobreza nunca fue un límite
Para conseguir tus metas
Y llegaste a ser el más grande de los grandes
Por tu obra vivirás eternamente
En las fronteras del tiempo
Y en todos los corazones de la gente de tu patria
En tu magistral obra reflejaste el dolor, la tristeza,
La calamidad de nuestra gente de América india
Era un grito a la conciencia del mundo
Y fue mucho más de lo que Tú creías que era
“ herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente”
(Oswaldo Guayasamìn)
Tu pintura no solo llegó al corazón del mundo entero
Sino que traspasó el límite del tiempo
Ya que trataste de reivindicar
La defensa de los derechos humanos
Y las raíces indígenas de nuestro continente
La flama de luz siempre permanecerá encendida
Como fue Tú lo pediste hasta tu siguiente regreso
Aunque tus calcinados huesos
Reposen como siempre fue tu deseo
Como tus ancestros,
En el fondo de una vasija de barro
bajo el àrbol de la vida.