Es madrugada y tocas con delicia
mi desnudez expuesta a tu mirada
y bailando, al compás de esa caricia,
tu piel por mi piel es calentada.
Y mi cuerpo febril a ti se empalma
y alocado cuando besas mis senos,
sientes correr el tóxico en el alma,
bebiendo insensatez en mis venenos.
Y te calientas, cuando dentro me amas,
al penetrar mi vientre con dulzura,
y te quemas, lujurioso, en la llamas
al elevar mi talla hasta tu altura.
Son goces disfrazados de tortura,
mi boca con tu boca en duro nexo,
tu cintura aplastando mi cintura
y morirnos de anhelo, haciendo sexo.
Amelia Suárez Oquendo