En brazos de amor mi niña estaba
dormida, y tan hermosa, se veía,
y al verla inocente que se movía
era como si una ternura me tocaba.
Yo la veía atento, y contemplaba
cuántos gestos en el mundo hacía;
con su encanto, soñando, lo decía
que aquellos días, ella me alegraba.
Que tiempo tan feliz se mudaría
¡Oh, breves horas que viví contento!
en tan lejanos, años de alegría...
peregrina infantil de mi pensamiento.
Imágenes, de fantástica pintura
que muestra un cuadro verdadero,
heredaste de tu madre la hermosura,
en un inocente amor tan duradero;
junto a su gran amor y su valía,
con un corazón amable y sincero.