I.
Amé tu desnudez frente al espejo.
Tu cuerpo un animal lleno de vida,
agreste orografía convulsa entre las yemas de mis dedos.
Dedos de unas manos llenas de dudas.
II.
Olvidé tu nombre,
el color de la pintura de tus labios,
incluso si llegaste a sonreír.
Mientras me hablabas,
tu familiar voz me era desconocida.
Solo tus ojos
lograron sacarme de las sombras.
III.
Tu boca,
dueña de sus palabras y de sus silencios,
circunloquio de niña traviesa
clamor hace de un beso en un tímido suspiro,
no con el fervor de los conversos
sino como las aguas buscan el cauce del río.
Así busco yo tu boca.