Lucy Quaglia

Manzanilla

Manzanilla verde y rubia
con los bichos colorados
que me picaban sin asco
cuando de chicos rodamos
sobre el costado del campo
alrededor de mi casa
mientras  jugábamos todos
buscando sapos y ranas 
para espantarlos sin asco.
Manzanilla que crecía
haciendo un borde dorado
a las calles sin asfalto,
no se usaba para té
ni servía para nada, 
solo un color de alegría
cuando mirabas la calle
con las zanjas de los autos
que por ahí transitaban,
sin  importarles que a veces
la lluvia arrojaba agua
que con tierra hacía barro.
Manzanilla perfumada
de esos años de mi infancia
que juntaba para hacer
dibujos de estrellas raras
en el respaldo de sillas
con varilla entrelazada
de la cocina de casa.