Carlos Eduardo

¡Ay

 Señor lo que hicieron con vos!,

se repite una y otra vez.

 

Tú Señor con mansedumbre trataste a los tuyos,...

te traicionaron, te juzgaron sin razón, te mataron tormentosamente.

 

Aún continúa la misma felonía hacia tu legado por quienes dicen oficialmente ser tus seguidores.

 

Es posible que hayas regresado sin ser reconocido.

 

Unos pocos hacen de este mundo un permanente calvario.

 

La felicidad es un resquicio.

 

¿No tendrías que haber terminado tu vida de manera diferente?