El viento fresco ingresando por la ventana
el ave que canta, las flores que no duermen
los astros que se esconden ingenuos
en un cielo que nace ante nuestra curiosidad
Atisbos del campo, como de tierra desnuda
verde de la montaña, intenso, concibiendo la vida
aguas cristalinas que nacen del vientre del orbe
eternas, despojadas de temores
Certeza del latido a mi lado al contemplar su hombro
sus senos como frutos pequeños que me nutren e incitan
el alma que entre sueños y gloria me da su sonrisa
la incomprensión de las sábanas tibias al cubrir nuestros cuerpos
El alba que entre tímidos brillos asoma facciones
figuras de liras desnudas como tallas de Orfeo
tremor de dedos ingenuos al palpar de los vientres
la noche que entrega su esencia al abrirse tus ojos
Tu alma que flota desnuda al nacer la mañana
mi cuerpo que flota a tu lado desatando las ropas
tu mano que se une a la mía venciendo los miedos
tu cuerpo que se funde al mío al arder el susurro