Salía de pesca, ya tenía cuántos días;
quería regresar, por las noches rezaba
para que papá Dios lo conseda una
buena pesca, solo para regresar y tenerla
a ella; porque mi amor era tan intenso,
lo bendecía el creador, volvíamos
a tierra y su Merced no se dónde
se metía, en vez de darme pena, me
causo alegría al saber que con ella
no iba a contar más, porque me cansé
de esperar, disfrutar con otra dama
sin su compañía así de fácil y genial.