Mi alma enamorada y apasionada
por ti, y tú me hiciste llorar
como un niño, desde ese día prometí
que era la última vez que lo hacías.
Hoy que gozo de una linda vida;
vienes arrepentida del mal que
causaste, aquella tarde cuando
te marchaste; ahora te toca llorar a ti,
como yo estoy curado de tu desplantes,
que importa ya porque soy felíz.