Te extraño tanto en tu ausencia inexplicable
una inmensa soledad impera en mi alma.
Pues, tu último gesto y tu última mirada
no condenaban a muerte a tantos días.
Amor, si era tan grande tu postrero beso,
no me sabía, no nos supo nunca a despedida.
Sin embargo, cavilando en el umbral de mi tristeza
aún te aguardo con más ansias que a la vida.
Y..., mientras vivo la angustia de esperarte
te transformo, una vez más, en POESÍA.
Bolívar Delgado Arce