Yahve, cuando la noche derribe al sol
y lo hunda tras la montaña
si no puedo cuidar su almohada
manda a un ángel a que lo haga.
Pero no mandes a un ángel que vea
dudo que no la mirara con codicia
pero no mandes a un ángel que no vea
quien no vería lo precioso que cuida.
Cuando el crepúsculo levante a la luna
y la eleve de entre el horizonte
si no puedo cuidar sus sueños
manda a un ángel a que lo haga.
Pero no mandes a un ángel con boca
dudo que resista el hablarle al oído,
pero no mandes a un ángel que no hable
quien no elogiaría lo precioso que cuida.