William Irving Howard Lopez

Plegarias I.

 

Yahve, cuando la noche derribe al sol

y lo hunda tras la montaña

si no puedo cuidar su almohada

manda a un ángel a que lo haga.

 

Pero no mandes a un ángel que vea

dudo que no la mirara con codicia

pero no mandes a un ángel que no vea

quien no vería lo precioso que cuida.

 

Cuando el crepúsculo levante a la luna

y la eleve de entre el horizonte

si no puedo cuidar sus sueños

manda a un ángel a que lo haga.

 

Pero no mandes a un ángel con boca

dudo que resista el hablarle al oído,

pero no mandes a un ángel que no hable

quien no elogiaría lo precioso que cuida.