Parece que la lectura nos impacta en defecto del estado de ánimo y la vida nos descompone por igual medida a menos que tengamos la dicha de no saber leer y, vivir llanamente.
Parece que somos \" la bandada de perdices de Saramago, dispuestas a dejarse matar por la escopeta, que levantan el vuelo, pero no se van de allí por más tiros que les abatan\"
Así son los recuerdos...
Basta con que la luz del farol de la esquina se encienda repentinamente sin nuestra voluntad, el circuito de amigos aparece y creemos que conscientemente vamos donde queremos ir y luego desvanecernos.
El moho, las telarañas, el progreso, los muertos o los viajes son solo escoyos, una vez llegamos ya no importa como hicimos para llegar.
Difícil no hablar de toda la colección, como el nombre de la niña que llevo inanimado, no sé por qué, pero siempre concurre al círculo de amigos que recuerdo como bandada de perdices que levantan el vuelo, pero no se van de allí...
Prometo llamar a esa puerta una vez más...