Argonauta de letras

Fuego

El día nos ha pasado pero al fin tenemos este tiempo solos,
Ese vestido que se amolda a tus curvas; grita mi nombre
Y todo tu cuerpo es víctima de mis ojos inquietos.
Mientras tu a consciencia y de forma lenta te bajas el cierre.

Me das la espalda y dejas caer toda prenda que te estorba, 
Mis ojos arden ante tal acción y el gozo es aún mayor.
Sin embargo, tus labios decían que nada de eso bastaba, 
Tenía que poner mas de mi parte y con mucho fervor.

La cadera fue mi primer objetivo y con fuerza te sostuve
Quité y quemé toda ropa innecesaria de mi persona. 
Con el calor de mi cuerpo y fuego de mi interior te eleve,
Aún recuerdo el roce de tu piel, tan suave y divina.

Me guiaste a la cama, iluminada por el último rayo de sol
Con tus manos conociste todo de mi, no hubo objeciones
El latir acelerado de tu corazón me llegó al cuerpo como si fuera alcohol
En este punto, solo nos saciaban las perversiones

Sentía la suavidad de tu cuerpo en cada movimiento
Tus caderas y piernas apretaban mi ser pero como lo disfrutaba 
Así como tu te perdías cada vez más y más en el momento;
Tu cuerpo gritó con fuerza que ya no aguantaba.

Tus senos se acercaban a mi pecho como si se pertenecieran
Tu espalda desnuda y tu trasero firme - curvilíneo fueron el mejor complemento
La fuerza y sentir de mis brazos, te alteraban
Vibrabas porque querías explorar más de mi, un ser inquieto.

El fuego de cada uno había quemado al otro,
Los besos solamente fueron un pretexto para tocarnos...
Los gemidos y mordidas eran muestras de logro,
Ambos sabiendo sin duda alguna que no estábamos equivocados.

El néctar de tu cuerpo junto con el mío fueron la prueba,
Prueba de que habíamos logrados nuestras fechorías
Sentía como ese néctar, aunque inofensivo a la vista, me quemaba
Y yo sentía como entre las líneas de mi piel te perdías.

Solo nosotros dos sabremos lo que pasó ese día, lo que significó para nosotros y porque se lo ocultamos a la vida.