Es en noches como esta,
con las manos impregnandose
de esa soledad que araña el corazón
con la misma ferocidad
que el mar en la rompiente,
que no dejo de pensarte.
Y te pienso
con esa extraña ceguera de viejo corazón
que se quiere hacer de muebles nuevos.
Es en noches como esta,
cuando el sueño es piel enfebrecida
haciendo estación en cada hora
que no dejo de pensarte.
Y te pienso
con esa complicidad que otorga el silencio.
Es en noches como esta,
hecha de hierro y de fatigas,
que adivino tu nombre en ese murmullo
que entre dos aguas palpitara.