Soñé con subastarme al tiempo
como los hombres que incomprensiblemente desafían la vida
envejeciendo en las butacas de este teatro
donde morir es el último acto
o quizá la única trama válida de este argumento
Soñé comprender las huellas dejadas en el camino
las verdades abandonadas, casi borrosas desde la infancia,
como heridas incurables que dejaron los aplausos
las aclamaciones del ego, que desafiaron el tiempo
Recordé angustias envejecidas entre versos
la adolescencia afectiva que olvidaron las canas
la juventud desempolvada por la sonoridad del aire
las noches incurables entre brazos de olvido
que mutilaron el alma con caricias malignas,
una ventana abierta, un jardín sin verdor
libros que entre lágrimas narraban despedidas
Recordé envejecer,
como un joven que aún no ha vivido
con la resolución de ser feliz,
escondida entre anhelos
y la vida colgando entre propósitos y sueños
preguntándome ¿qué habrá sido de mí?
si el tiempo no existiera
Soñé con subastarme al tiempo
como si el tiempo muriera