Felix Olivares

Amiga: !Date cuenta!

Cuestionas mi proceder fresco, inerte, falto de compromiso, cada vez que cansados, reposamos desnudos en la cama de algún motel (Lo cual, es muy seguido).

Luego, para cumplir tus demandas de atención, en las siguientes lunas se me escapan unos buenos días, buenas tardes y buenas noches, que ¡sorpresivamente son ignorados!; Es este juego del tirabuzón el cual no puedo entender.

Me calan en el alma tus desprecios, pero claro, soy hombre y no puedo reclamarlos, pues me vería vulnerable y eso es tan anti- macho alfa como quien sube su historia llorando en alguna red social, para que se viralice su ridículo.

Es por eso que te escribo, talvez así logro manosear tu lóbulo parietal, tu hemisferio derecho y de paso toco ese cerebelo que te hará nuevamente caer mareada en mis brazos.

Y ese es nuestro ciclo, que de vicio solo tiene ese sabor que tus labios inferiores dejan en mis superiores, ese olor tan tuyo, tan femenino como cuando me miras tan sexy, para que como un león mezclado con zorro te ataque por sorpresa y te devore de pies a cabeza con toda esa fuerza y sutileza que tanto te excita, y yo encontrándome bañado en las mieles de tu manantial, me dejo llevar por el papel de depredador.

Emanas una nube de feromonas que solo agrandan mis ganas de no salirme de tu monte de Venus y solicitar ese asilo vitalicio con el que soñé, pero sé que me acusarías de ¨Intenso¨, de llevar todo muy rápido, aun cuando ya perdimos la cuenta de las noches que hemos finalizado casi desmayados.

No tienes la menor idea de todo lo que me haces sentir, pues, lo antes descrito es solo la punta del iceberg, comparado con los mil volcanes que explotan en mi corazón, cada vez que te veo y los terremotos en mi piel cuando escucho tu voz, o mi alegría que brilla como un millón de supernovas, cuando recibo tus buenos días…

¡Eres tu mujer, quien mueve mi universo!