Se arrastra
un paraíso bajo mi piel
que quiere salir
que quiere ser infierno
irse sin mí
plantarse en algo más firme
que mi cabeza
un cuerpo de ambos
que sé que no es real
pero así lo parece
que la sinceridad en mi mente carece
se extingue selecta
se marcha intacta
sin combatir ninguna guerra después de la nuestra
después de nosotros dos
así la tristeza sabe un poco de mí
así las anti-promesas saben un poco a mí
así la incertidumbre conoce lo que dejé de ser
en el jardín de los silencios
que termina por ser la noche cuando se riegan mis pensamientos
en donde se cultivan mis peores miedos
y franco soy a esas horas
conmigo mismo
con la vida
con aquellos recuerdos que no me olvidan
porque me preguntan cómo estoy
y yo sé que no existo como antes
que no quiero
que no respiro
que no creo como antes
cuando ellos existían
cuando nosotros éramos uno solo
en el jardín de los silencios
ya me voy olvidando también de ser loable
no ahora
solamente mañana
cuando quise serlo
algún día para alguien
ya me voy olvidando de ser loable
mi corazón se vuelve intransigente
de repente
la fría inseguridad sube por mi espalda
me asfixia
me vuelve alguien que no soy
me abandona a mi suerte
y me deja morir lento a la luz del Sol
qué otros silencios he de plantar esta noche
qué otras palabras muertas encontraré
en los callejones de mis arterias
qué maldiciones nuevas me aprenderé
cuando nazca algo extraño como lo es el ruido
de un corazón latiendo
en mi jardín de los silencios
en dónde existiré
si no es aquí