Temprano madrugó la parca,
en esta incipiente primavera,
para llevarte de forma imprevista
para alejarte de esta vida.
Nos dejas huérfanos de generosidad,
de amabilidad, de solidaridad,
de esa amplia sonrisa tuya
que alegrabas junto al mar.
Tus ojos apagados
viajando a no sé dónde,
tu corazón volcán arrasado
en la Terrera olvidado.
Tus pinceles secos, mustios,
ya no darán color al pueblo,
la casa vacía, solitaria,
llena solo de recuerdos.
Y el Guadalimar triste, afligido,
serio, siguiendo su curso,
los chopos desnudos, apenados
mirando al infinito cielo.
©MGP