Mi deseo de dejar sentirme humano
en medio de todo mal y de locura,
para nacer de una fuente de ternura
y terminar mal cogido de la mano.
Mi gran amor, no suele ser profano
no me guía ni a ciegas y a oscura,
tampoco me siembra su amargura
en confianza puedo llamarla hermano.
Llevo dentro de mí, el jardín de rosas
cuya fragancia purísima no altera
el dulce contorno de las cosas.
De revelarte la fragancia verdadera,
la llama del amor, las luminosas
esa luz, que no causa ceguera.