Dijiste “quiero levantarme”...
tome tus manos temblorosas y frías
y con cuidado te ayudé a incorporarte.
Tu frágil figura me reveló
la cruda verdad de tu inminente partida
pero tu mirada llena de ilusión
me lleno de ternura el corazón...
Una dulce melodía
comenzó a sonar en la habitación
y se borró el resto del mundo.
Sólo eramos tu y yo,
dos seres enlazados,
unidos por un profundo amor;
bailando una última canción.
Así quisiste despedirte
dejando el recuerdo más bello
de tu último aliento.
Y hoy cuando lo pienso
se me llena el alma
de eterna gratitud.
Cuando el dolor
y la añoranza por verte
me invaden sin piedad
evoco esa imagen
del más grande amor:
un padre y su hija,
dos seres enlazados
en el último abrazo,
bailando su última canción.
(Inspirado en las palabras de la hija del cantante cuartetero \"Sebastián\", contando los últimos momentos con su papá)