Lincol

EL SILENCIO

 

EL SILENCIO

En el albor de la mañana
me encontré con él
con su voz melodiosa
y sus ojos buscando los míos.
No me esperaba,
pero siempre estaba allí,
sin prisa y sin demora
con las páginas no escritas
y su temperatura exacta,
como un libro abierto
escabulléndose del tiempo, 
los colores y los sentidos.
De pronto, le invité un café
y emprendimos la caminata
como toda mañana de otoño 
con mi silencio a cuestas.

LMML