Se fue el invierno.
Marchó sin despedirse,
dejando sol.
Quedó buen tiempo,
así, la primavera
pudo lucirse.
Tú te quedaste
conmigo, mariposa,
forjando sueños.
Fuimos a valles,
subimos por colinas,
desconocidas.
Sobre tus alas
pasamos entre nubes
como algodón.
Vimos a niños
jugando por las plazas
y por las playas.
En los jardines
charlamos con ancianos
durante un rato.
Luego seguimos
y el ritmo de tus alas
me confundió.
Sentí que el mundo
tenía muchos sueños
para los dos.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/03/22