Hay tanta muerte en mi senda
que perpleja me mira y me observa
deambular entre sombras y árboles caídos.
Yo miro el desenlace, sótanos anegados,
marchitas treguas, cánticos como banderas,
ambos derrotados. Yo miro la tregua,
de nubes hecha, y de miradas sin perspicacia.
Hay tanto, que me supera. Doy mis nervios
a los buitres y a las aves carroñeras.
Como en películas malas, los dedos
supuran calor de edificio.©
Imagen extraída de Internet, que agradezco-.