La noche es un excelente maquillaje, que usan los gatos para lucir pardos. (Alejandro Díaz)
Hoy vuelco mi inspiración
recordando una vieja amiga
que ejerciendo de mendiga
me dio respeto y amor.
¿Dónde está mi limosna de hoy?
me decía de sutil manera
y cuando le daba mis monedas
me decía: “Gracias corazón”
y era ese tono dulzón
y su sonrisa agradecida
quienes marcaron mi vida
de la experiencia en cuestión…
en más de una ocasión
me contaba de sus males,
de sus ingratos familiares
que la echaron al abandono
y ella sin ningún encono
pensaba que eran leales…
Cuando me saque unos reales
jugando a la lotería,
me decía, iré a la tierra mía
a compartirlos con ellos
porque mis hijos son buenos
las malas son sus esposas;
pero yo como madre amorosa
de verdad que los entiendo
por eso es que estoy sufriendo
esta vida tormentosa.
Así pasaron las cosas
y de pronto dejé de verla
y como aprendí a quererla
quise darle mi aportación;
de verdad me hacía falta
escuchar de su garganta:
“Muchas gracias corazón”
en vista de la situación
hablé con el vigilante
para saber el percance
que la había distanciado,
tal vez se haya ganado
un premio de lotería…
y brotó una lágrima mía
cuando el hombre me contó:
esa viejita murió
hace ya algunos días…
Por eso mi poesía
se llenó de inspiración
para en triste letanía
recordarla con amor.
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