Retirábase el día en un dormido atardecer
cuando el astro rey pintó desnudo aquel horizonte
y con un guiño en su huida me recordó su rostro
el que iluminó mis horas en cada amanecer.
Como un puñal conspirador apareció la luna
cortando un celeste limpio ruborizado al sol,
volcó su palidez eterna en un cielo que la acuna,
que se hizo azul oscuro cuando sola ella quedó.
Y con claridad refleja algunos rayos perdidos
intentando acompañar a solitarias estrellas,
ninguna es la más bella, con mi mente he recorrido
hasta ganarle al olvido y solo pensar en ella.
Sin tristezas aun sigo bajo este firmamento,
ni un segundo de lamente por haberla así querido,
solamente me permito soñar con los ojos abiertos,
recordando que en amores, aun espero lo prohibido.