A veces, las raíces llegan y perforan la cabeza.
El cráneo queda exento, buitre leonado que impide
su crucifixión, y que avanza sosteniendo un legajo
de cultura. A veces las raíces llegan con agua y tempestad,
helando las cavidades, rozando el hielo, transformando
el calor en frío. Las raíces son montones de nudos atrapados
a los pies de un manglar, o de una zona de improviso derruida.
A veces, los hombres se paran y miran, y observan
un anillo convergente y una piedad solicitada.
Es entonces que el escalofrío circula por el cuerpo,
y la luz impide el sonido del teléfono. Las ascuas son
incendios mínimos que alientan los dedos, las manos,
y son origen de ciegas aventuras terrenales.
El horizonte sufre de angustia y tierra-.
©